Hoy he vuelto a soñar contigo, como siempre he tratado de abrazarte, de alcanzarte, pero las puntas de mis dedos perezosos no consiguieron rozarte. Te escapabas de mi como en un juego, donde corrías, volabas, surgías, desaparecías..., desaparecías.
Mi sueño se convertía en pesadilla, te buscaba en la multitud, los lazos rojos en la solapa me confundían, ¡¡adentro!!, ¡¡adentro!!, alguien me gritaba, como leyendo mi pensamiento, me introduje por la escalinata que llevaba al anfiteatro y justo allí alcancé a verte, tu dorada cabellera te hacia inconfundible, eras tú. En el escenario se representaba una escena para mi familiar, unos jinetes raptaban a la hija de la espuma del mar, diosa del amor, Afrodita, la amante de la sonrisa, trenzadora de engaños. Tu seductora belleza pudo con la majestad de la diosa Hera y la belicosa Atenea, vino a mi mente el juicio a Paris, Troya, Brad Pitt, el rapto de Helena, mitología griega.
A estas alturas no sabia si el hechizo también había hecho presa en mi, pero Dios mio , me tienes rendido a tus pies, como se puede ser tan bella, no extraño que los dioses del Olimpo quieran que estés entre ellos, yo, simple mortal no podre aspirar a estar a tu lado, nuestros mundos son muy diferentes aunque el mundo de los sentimientos no tiene espacio físico, solo fronteras intangibles donde reina el amor y ahí es donde vencemos , a duras penas, mi divina Afrodita.