Yo siempre he mantenido que el tema del aborto era un tema muy personal. No me entrometo en lo que cada uno decida, pero para mi es imposible, pensar siquiera, en no haber tenido a alguna de mis dos hijas. Solo con un minuto de sus miradas llena mi corazón de alegría y gastaria una vida entera solo recordándolas. ¿Pero quien soy yo para decidir nada?. ¿Quien soy yo para querer quitarles la vida?. Dios mio, si yo, (y mi querida María), hemos venido al mundo para que ellas vinieran, y repartieran su alegría y su bondad. ¡¡Puuuff!!, hoy tengo el amor de padre un poco desmelenado, pero es que ellas se lo merecen, sin duda.